Hasta hoy, seguro nadie pensó que era posible comer sobre una tabla de surf.
Por mucho, el escape favorito siempre será la playa. Siendo un tremendo empedernido con el clima tropical, el relajante sonido de las olas, la ausencia de peinado, lo ligero del atuendo requerido y la mejor parte ¡poder dejar los zapatos en casa!
Utilizando de excusa nuevamente la hora de la comida y tratando de crear una nueva opción que ustedes puedan conocer, decide tomar las llaves y manejar en dirección sur, nuevamente al Puerto de La Libertad.
El destino, Café Sunzal, exquisito restaurante de comida marina ubicado en el kilómetro 43 de la Carretera del Litoral, frente a la sorprendente playa El Sunzal.
La entrada.
Rancho de mar de 3 niveles, en el que cada nivel es un ambiente que invita al comensal a disfrutar de la suave brisa marina, la colorida vista, el ir y venir de los surfistas y turistas en la playa y la imponente y a la vez relajante presencia del océano pacÃfico en una de sus mejores locaciones, la costa salvadoreña.
El restaurante se encuentra construido a base de concreto, madera, palmeras y moradas te alegran la existencia veraneras, colocadas a lo ancho del restaurante, las cuales dividen los niveles inferiores del restaurante del salón/rancho principal.
Tabla de surf como mesa en Café Sunzal.
los niveles inferiores, en los que te encontrarás con la excéntrica opción de comer sobre una hermosa tabla de surf
El plato fuerte.
Con la comida del mar la vida es más sabrosa, cóctel de camarones como entrada y para compartir, gambas de tamaño pequeño/medianas, cocidas y sumergidas en una cremosa salsa rosada de la casa, acompañadas de crujiente tortilla frita y servido sobre frescas y ornamentales hojas de lechuga.
Cóctel de camarones en salsa rosada.
Delicia que combina perfectamente con un baño de limón, salsa picante y un fino toque de sal. La cuchara removiendo los camarones para crear una mezcla uniforme, mientras con la pajilla remueves el mix de la michelada con la cerveza de tu elección
La elección de plato fuerte: Filete de pescado cubierto en ajonjolà en salsa de almendra rostizada, no la mejor elección. El sabor de la salsa de almendra le pareció a Tito muy cocido, cosa que en el paladar se sintió como sabor a semilla quemada. El filete resultó ser de mÃnimo tamaño y la salsa demasiado invasiva sobre el plato completo.